Un día me encontraba en casa, era ya de noche, momento preferido de las solitarias, amebas y giardias para comenzar a recorrer todo lo largo de las tripas pidiendo una merienda nocturna. No tenia muchas opciones a esa hora, solo quedaba raspar el fondo del caldero... en vano. De modo que surgió repentinamente la urgencia de responder a la añeja curiosidad de poder satisfacer mi paladar con un frió y delicioso refresco de menta. Recordé que teníamos un tubo de pasta Perla recién estrenado. Si bien no tenia sabor a menta, por lo menos su característico mentol en algo se le asemejaba, similitud que sobrevino presionada por esa ansiedad de querer calmar mis tripas con algo mas que lo cotidiano, había que cambiar ... y ya era a las buenas o a las malas. Así que decidí mezclar la pasta perla con el agua con azúcar y postularme para el Nobel en la categoría de investigaciones culinarias. Vacíe medio tubo aquella noche y por mas que revolvía aquello siempre a la hora de probarlo me sabia a porquería, no solo desistí del Nobel sino que había agotado las ultimas cucharadas de azúcar y con ello mi esperanza en el refresco de menta. Termine aliviando con agua.
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Muy buen blog Te agregamos a nuestra lista de enlaces en Cine Cuba
ReplyDeleteSaludos
Gracias por llegarte y por el ad. El tuyo esta mejor. Saludos igual
ReplyDeleteBuen post Norberto, me has dejado echando espuma por la boca. jajaja.
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