Cuando estaba en el servicio militar y teníamos dinero, nos dirigíamos al bar de la unidad y allí siempre vendían agua con azúcar, a veces le exprimíamos una naranja o limón p'a matarle el sabor a azúcar prieta. Recuerdo que bajamos bastante de peso y que lo único que había gordo por todo aquello era la gata de la dueña del bar... llamaba incluso la atención por estar tan cebadita. Siempre que la veía me acordaba de que algunos coterraneos habían comido gato y tanta fue la curiosidad junto a la insistencia de mi estomago que decidí marcar el fin de sus días. Me puse de acuerdo con algunos hambrientos amigos y preparamos el plan, lo triste fue que nunca conseguí que me prestaran los calderos p'a meter el ajiaco. Tristemente tuve que continuar soportando la mirada del robusto animal mientras por las noches lo soñaba en mi plato.
Aquí un vídeo del plano en el que han quedado los homeless en comparación con algunos de estos animalitos.
Saturday, June 6, 2009
A esta gata le pusieron "Luna"
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Menos mal que no se la comieron. La pobre gata se salvó.
ReplyDeleteJajaja, la verdad que el servicio militar tiene muchas historias... muy interesante esta que relatas. El hambre en Cuba ha llevado a tantos a hacer cosas que aveces parecen increíbles.
ReplyDeleteUn saludo,
Carli C4, poeta cubano.
oe, yo por poco le meto una mordia a mi AK. Saludos y gracias por los comments.
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