Apagones

La hora buena de verdad era la tarde, cuando todas las luces se iban prendiendo con la llegada de la noche o el pico eléctrico -como solían decir en el noticiero. A esa hora no solo aguardábamos el repentino apagón, sino también la frustración de ver todo a oscuras, la falta de velas y las innovaciones para iluminarse. Cuando no era el vientecito que entraba por la ventana ,era un movimiento en falso, solo eso bastaba para quedarnos a oscuras de nuevo. Recuerdo como palpando teníamos que buscar los fósforos y rayar diez para prender uno.
Pasadas las diez de la noche conectaban de nuevo la corriente y se escuchaba el bullicio por todos lados y los televisores sintonizando la película en la programación. Siempre me surgió la pregunta del por que cuando la película estaba en su momento mas emocionante venia la repentina oscuridad sobre las emociones de cientos de miles de personas que maldecían, se quejaban y se volvían a apagar de nuevo en un silencio que aun sigue cortando las emociones de miles de cubanos que merecen ver el final de la película.