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Hoy todo ha cambiado de color, hasta el cielo que se predica en las Iglesias es también verde. Ya no hay puerta estrecha, sino una puerta bien amplia donde hay espacio suficiente para todo el dinero que Dios nos ha llamado a poseer en esta tierra. Según ellos a esa abundancia también nos ha llamado Dios. A poseer tanto como nos permita tener la pésima distribución de las riquezas del mundo, basadas mayormente en la ambición de unos y la explotación de otros. Alcanzar semejante capital para invertir en lujos extremos e innecesarios y almacenar una suma ridícula con la cual podrían vivir hasta cinco generaciones juntas. Al final todos irán a ese cielo que han predicado, el cual también es verde. Me inclino a creer que sus cerebros también lo sean.
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