Historia de una zafra

Ser optimista es una tarea que no siempre resulta fácil. Considero razonable asociar el optimismo a la fe que menciona la Biblia. La única diferencia pienso, es que el optimismo enfoca su resultado en los esfuerzos propios y la fe canaliza los resultados a través de la manifestación de Dios. Una ilustración ideal para mostrar como balancear la diferencia de una cosa y otra, describe a tres balseros, el optimista, el idealista y el realista. El optimista espera con regocijo a que llegue el viento para levantar las velas, el idealista espera confiado a que de alguna manera su bote se ponga en movimiento, el realista iza las velas y al mismo tiempo comienza a remar. La fe en Dios arroja resultados impresionantes, pero si al mismo tiempo hacemos con optimismo y realismo nuestra parte, pues los resultados serán mucho mejores. Alguien también dijo una vez -a Dios orando y con el mazo dando.

Pienso que el mirar con optimismo muchos episodios vividos ha dado color a todos ellos. Recuerdo como un día mi gran amigo Ariel llego a mi casa. Su piel negra y carapacho de king kong hacían enorme contraste con su carácter noble y cristiano. Con una gran sonrisa me propuso irnos a cortar caña, decía que habían macheteros que ya eran millonarios. En Cuba los millonarios están mas escasos que los macheteros pero entre carcajadas y bromas acepte. Por esos días yo no me encontraba trabajando ni el tampoco y solo aceptaban en la zafra a aquellos que se "comprometían" con la revolución a través de sus centros de trabajo. Nuestro deseo de participar voluntariamente en el corte de caña era algo inusual. Nos miraban como tratando de penetrar nuestro cerebro a ver que estaba pasando allá adentro. Inventaron una falsa vinculación a un centro de trabajo y el representante de la UJC que nos recluto lleno nuestros papeles. Se trataba del "Central Sandino" en el municipio de Cabañas, cercano al Mariel.

Teníamos que hacer estancia allí durante toda la zafra. Nos levantaban a las 5 de la mañana, nos daban el ¨Cerelac¨ matutino (que nunca se supo cual derivado de la leche era) un pan diminuto y pal corte. Como cubanos al fin, al otro día ya todos nos conocíamos y nadie nos creía que eramos voluntarios y nos preguntaban con la misma entonación de - y de que parte de la vía láctea tu eres?- Todos los días después del corte, cuando llegaba la tarde y ya no me quedaban fuerzas ni para tratar de dormir, me decía a mi mismo - valdrá la pena probar que es cortar caña tan solo por tratar de vivir un nuevo episodio en la vida? Y como quien quiere ser optimista me respondía - sencillamente es como ir a un restaurante y pedir el platillo que nunca has comido- y me tomaba un frió vaso de guarapo.