Thursday, September 26, 2013
Los del Regimiento y Vaca Muerta
Transcurría el año 1999 si no me falla la memoria, nos habían dicho a todos que nos darían la salida del servicio militar antes de tiempo si sobrecumpliamos en la zafra de la recogida de papas. Por suerte el tiempo de servicio militar obligatorio se había reducido de 3 a 2 años previamente. Aun así 730 días de mi vida en una unidad militar bajo condición obligatoria y el trato hostil de los oficiales era suficiente pesadilla. Unos lograban eludirlo a través de familiares influyentes en los hospitales si lograban conseguir documentación falsa de todo tipo de problemas de salud, otros recurrían a las alternativas de moda, se quebraban las piernas, brazos o inyectaban petroleo en partes del cuerpo, aplicaban tóxicos mortales en los ojos para evadir los primeros de 30 a 60 días llamados "la previa" donde el fuerte entrenamiento a deshora fatiga cada centímetro de musculo.
Nos transportaron una tarde en esos camiones verdes y después de 35 minutos de camino llegamos al campamento. Por suerte en el Municipio (ahora provincia) Artemiseño se concentran considerables campos de papa. Siendo natural de Artemisa conocía de antemano que la cosecha de papa hacia de nuestro municipio cabecera provincial de distribución y habían grandes probabilidades de transportar a la unidad militar para Artemisa durante la temporada. En esos 2 meses y medio pude al fin "descansar" del Servicio Militar durmiendo y comiendo en casa como siempre. Recuerdo que habían varias unidades militares movilizadas para la zafra de la papa, entre ellas la muy conocida unidad militar "Vaca Muerta" la cual tenia suficiente mala fama por su recio tratamiento hacia los soldados y la pobre alimentación que sufrían llegando a perder hasta 10 libras de peso en los primeros meses.
Inmediatamente el espíritu competitivo se hizo presente, todos queríamos librarnos de unos meses de Servicio Militar. La norma era recoger 60 sacos de papa diario. Cuando me tocaba trabajar en el campo por la razón que fuera me intimidaba el hecho de que mi vista no lograba tocar el final y me preguntaba como bajo el fuerte sol y el calor era posible atravesar de un extremo a otro en un solo día realizando a columna doblada la agotadora actividad de recoger, sembrar o arrancar la hierba mala.
El primer día felicitaron a nuestra unidad por sobrecumplir la norma, horas antes mis manos hubieran servido a cualquier prestidigitador para realizar los mas complicados trucos. Todos nos lanzamos al campo queriendo devorarlo todo. Cada pareja había recogido de 80 a 90 sacos de papa. Al segundo día cada pareja había elevado su rendimiento a 100 sacos de papa recogidos en el día. Pasados tres días tuvimos que proteger nuestros dedos con cintas adhesivas para evitar el desgarre provocado por la tierra dura y evitar sangramiento. Durante toda la temporada nuestra unidad se llevaba todos los elogios mientras soñábamos con el oasis de la salida. Se rumoraba que era toda la unidad, luego que 2 parejas de recogedores, luego que una.
Llegamos a una cifra limite de 120 sacos diarios por casi todas las parejas de recogedores. Los primeros días el espíritu crédulo hacia que nuestra motivación fuera superior a los dolores de columna, la piel quemada y los dedos sangrantes. A causa de nuestro constante sobrecumplimiento se modifico la norma para todos a 20 sacos mas, o sea, 80 sacos diario. Los de vaca muerta nos miraban sin ocultar el desprecio mientras la esperanza de al final recibir la baja del servicio militar meses antes de lo programado era el premio mayor y nada inmutaba la resolución de ponerle manos encima.
Por los últimos días de nuestra jornada el sueño se había desvanecido, apenas se mencionaba estimular nuestro sobrecumplimiento y era tarde para intentar disminuir el recientemente marcado. Pasados unos meses de la recogida seleccionaron a dos de nuestra unidad para que salieran solo dos meses antes de lo programado. Luego de aquello traíamos en silencio el recuerdo de los dedos sangrantes, del sol y de los 100 sacos y veía como en algunos de los nuestros se dibujaba la acertada mirada de los de vaca muerta.
(Retazos visibles de un gobierno que vive de promesas sin cumplir marcan nuestra historia, y la esperanza es el bocado favorito de los hambrientos https://www.youtube.com/watch?v=k6D0livo3yc)
(... y sin haber publicado este post una amiga me llama desde tierras lejanas para saber como se traduce al ingles "Vaca Muerta").
Tuesday, September 17, 2013
LOS TIEMPOS CAMBIAN
Por: Rev. Martin Añorga
Ya olvidé a quien le dejé mis libros para que me los guardara. La persona a la que le confiamos algunos preciados recuerdos de la familia, murió hace años; la casa donde pensábamos pasar nuestra vejez hace cuarenta y cinco años está habitada por una familia que ya ha echado raíces allí.
La mayoría de mis amigos han muerto o se han ido a otros sitios y sé que nunca volveremos a encontrarnos. Mis padres, gracias a Dios, llegaron a nosotros y hoy día descansan en un cementerio local, después de haber disfrutado de un ramillete de años de felicidad y paz. Mis hermanos y sus hijos y nietos viven tan cerca que nuestra comunicación con ellos es constante. En Cuba, sin embargo, nos quedan dos hermanos, achacosos y distantes, cada uno con descendencia que no hemos conocido.
¡Han pasado cuarenta y cinco años y los tiempos han cambiado! Pero permanecen la infame dictadura de Fidel Castro y su pandilla de fascinerosos hincando sus botas manchadas de sangre en el adolorido corazón de mi patria, la que a estas alturas de mi vida miro con la resignación del viajero que no tiene boleto de regreso.
Los tiempos cambian; pero el recuerdo de las cosas que han pasado es inmutable. Hoy peinamos canas, nos molestan las dolencias, nuestros hijos han alcanzado la meta de la adultez y nuestros nietos adolescentes se desplazan en una sociedad y en una cultura que me los hace diferentes. En efecto, han cambiado los panoramas; pero me queda invulnerable e intocable el espacioso ámbito de los recuerdos.
Yo llegué al exilio joven, lleno de ilusiones y compromisos. Desde nuestros primeros días nos afiliamos a los que luchan por la reconquista de la libertad. Larga sería la lista de nombres si mencionara a todos los compatriotas que han quedado en el camino, atribulados por el dolor de no haber logrado la meta de una Cuba redimida. Es inspirador el hecho, no obstante, de que todavía quedemos muchos que no hemos abandonado el compromiso; aunque hayan surgido nuevas generaciones que optan por métodos y metas que no nos son afines.
Lo que es decepcionante es que al final de nuestras carreras, el tirano Castro haya engarzado en su órbita de odio y violencia a varios gobernantes de América que enarbolan sus arcaicas tácticas de populismo anti-norteamericano al tiempo que implantan en sus pueblos regímenes basados en el despojo, la opresión y el crimen.
Chávez a los Estados Unidos. Evo Morales se ha sumado al club perverso de los anti demócratas y ha creado una que maneja a base de extorsión y demagogia. Pudiera hablar de Argentina y de Brasil, de los riesgos que enfrentamos en Perú y Nicaragua y de la actitud extendida por el continente de hostilidad y desprecio para los cubanos exiliados que constituyen la única ofensiva que se mantiene en contra de Castro y sus neo seguidores. Es cierto, los tiempos han cambiado, y para mal.
En Miami hablamos de transiciones, cambios y revueltas y muchos se han convertido en videntes que anticipan el proceso libertario de la patria. Quizás lo único que nos va quedando, son precisamente estas dos grandes virtudes que son el entusiasmo y la esperanza. Para nosotros, a los que ya que el horizonte se nos hace estrecho, lo que cada día va importando más es la decorosa vigencia del pasado.
Un problema, más de índole psicológica que social, es el que muchos exiliados afrontamos cuando creemos que en el futuro puede insertarse la Cuba del pasado. Es cierto que hay valores imperecederos y normas permanentes que es de sabios usar; cierto es que de los errores y de las tragedias podemos derivar enseñanzas que nos impidan el próximo abismo; pero una cosa es todo esto, y otra muy distinta es que podamos injertar el pasado en las convulsas entrañas del presente.
Cuba no vuelve a ser lo que fue. Y no que le toque esa suerte por excepción, sino que esa es la ley universal del desarrollo humano.
Me duele confesarlo; pero a riesgo de ser mal entendido, para mí, hoy día, Cuba es la que dejé no la que nos han deformado. Lo comprobé hace poco, cuando la serie internacional de béisbol de la que participó un equipo de la más grande isla de Las Antillas. ¿Quién iba a decirme a mí que iba a desear desaforadamente que un equipo con el nombre de mi patria, perdiera todos sus partidos? ¿Es que he dejado de ser cubano? Pues sí, soy cubano pero de una patria que no existe, y extranjero de la que hoy padece bajo el poder destructivo del comunismo. Y no crean que estoy solo. Cansado estoy de oír a compatriotas que explican a otros su identidad: .
Ser ” es una deificación del pasado y una abdicación justificada de los horrores del presente. Lo que queremos decir es que somos dueños de una patria que mantenemos intacta en el corazón, no siervos de una que nos han inventado a fuerza de paredones y atropellos.
Los tiempos habrán cambiado y hasta nosotros hemos cambiado, víctimas de los tiempos; pero lo que no ha cambiado es la Cuba en la que mecimos nuestra niñez y disfrutamos nuestra juventud. A esa le hemos fabricado un santuario en el corazón y cada día la adoramos con el fervor de un devoto creyente.
He visto a ancianos desvanecerse poco a poco en los rincones de un que otro asilo. Son cubanos y cubanas que dejaron pedazos de su alma en Cuba y hoy viven anegados en la tristeza de la soledad y el abandono.
Me compadezco de los que ya no tienen ni siquiera acceso a sus recuerdos; pero me engalano de orgullo cuando oigo a la ancianita de 90 años cantar una estrofa del himno o a un encorvado viejecito de casi un siglo de existencia, hablar de sus indestructibles vivencias de antaño, en una Cuba en la que quizá fue pobre, pero ricamente libre.
Para mí, mi Cuba es la de mis recuerdos. ¡Qué bella la noche que me arropa de quietud y que me sirve de escenario para que goce de mis benditos recuerdos de la gloriosa Cuba de ayer!
Anoche, entre despierto y dormido sentí sobre mi frente un beso de mi madre y recorrí en veloz vuelo los sitios que una vez me fueron propicios. En el Monumento al Apóstol volví a depositar una flor blanca, de la playa de Varadero me salpiqué de espumas. Volví a ser niño, volví a ser hombre.
Cerré lentamente el imaginario álbum de mis recuerdos, y como si se tratara de una oración, me dije a mí mismo:
¡Hasta mañana, Cuba!
de todo un poco
como pez fuera del agua,
Cuba,
cubanos,
fidel castro,
hasta manana cuba,
los tiempos cambian,
pez fuera del agua
Monday, September 16, 2013
S/T
De todas las cosas
que atesoro
cual llevarme
salir siempre
de amplio bolsillo
y si la muerte me atrapa
que tenga olor a libro
y piedritas de sol
entre las manos
el abrazo de mi madre
de todas las cosas
que atesoro
quisiera llevarme
quisiera
los secretos
el juego de los dulces
grillos y la luna
los juguetes nuevos
no las tardes
los sabados
quisiera llevarme
por que no
todo el verde
y una silla
quisiera
una guitarra
de todas las cosas
que atesoro
tantos bolsillos
Saturday, September 14, 2013
Tuesday, September 10, 2013
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