Dice la Biblia que la lengua es como el pequeño timón de un enorme barco, o un pequeño fuego que enciende un gran bosque. Cuantos no nos hemos encontrado ante experiencias que nos hacen victimas de su devastador efecto. A veces un lenguazo nos echa a perder un buen trabajo, interrumpe una amistad, lacera nuestra imagen y nos decepciona de otros de por vida.
A veces me he preguntado que misteriosa razón lleva a la gente a dedicar su despreciado tiempo a averiguarle la vida a alguien y/o comentarla a los cuatro vientos, o simplemente a hundir a otros con su lengua traicionando así la confianza antes entregada en ingenuo papel de confidente. Una de las conclusiones a las que arribe después de tanto profundizar fue... la soltería, cuando se instala mas allá de los limites normales ese vivir estático, de poco hacer, la amargura y corrosiva envidia por los que nos rodean felices disfrutando el amor, carcome y estalla en atómico chisme en su macabro intento de sepultar a otros bajo el peso de su propia frustración.
Individuos de este tipo en muchas ocasiones logran su objetivo al volverse expertos en opacar la imagen de otros. Buscan como únicos cómplices a miserables de su propia estirpe y se sostienen en su grande hipocresía. A la larga pueden mover algunas fichas, pero jamas librarse de ser victimas de su propio juego.
Thursday, August 26, 2010
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