2 Corintios 13:8)
La mentira mas dañina es la que nos decimos a nosotros mismos. Recuerdo las palabras que mi hermano me dijo en una ocasión - Para vivir todos los días de la vida hay que ser fuerte. La palabra fuerte encierra mucho, y es que para aceptar las verdades de otros y las nuestras hay que apelar a toda nuestra valentía... y también reconocimiento, humildad, espíritu auto-critico. El proceso de mirarnos a nosotros mismos puede iniciarse con dolor/desprecio y aliviar ese dolor puede ser un error si colocamos nubes de justificación frente a su perceptible contorno. En lo personal prefiero mirar a los ojos de mi verdad por horrenda que parezca y observar detenidamente cada fealdad de mi, cada fealdad de otros para actuar de manera consecuente a esa verdad. Prefiero estar de frente a mi abismo y no avanzar hacia el de espaldas, siendo observar su profundidad la única esperanza de salvarme.
Engañarse a si mismo solo aumenta el numero de victimas que fenecen bajo el peso de sus propias mentiras y el numero de cobardes que terminan tras las rejas de su cobardía.
Recuerdo que hace muchos años leí una poesía que a pesar de mi corta edad jamás pude olvidar porque su principio me ayudo a enfrentar correctamente muchos de los acontecimientos que Dios ha permitido en mi vida. No logro recordar su autor pero aquí la comparto:
tu filosofía no es como la mía
veamos cual sea de las dos mejor
tu sediento agotas toda tu alegría
yo con mi alegría mezclo mi dolor
y así un día de repente
veras agotado tu odre sin color
y el mio fresco y sonriente
Con un poco de alegría y un poco de dolor
Tu filosofía no es como la mía
veamos cual sea de las dos mejor
Tu sediento agotas toda tu alegría
yo con mi alegría mezclo mi dolor
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