Es simple el proceso de clasificar por categorías a ciertos tipos de individuos ya sea por tendencias, o perfiles de comportamientos, hábitos o circunstancias de índole muy específico y variado. Pero concluir que incluso puedo transferir clasificaciones al entorno cultural de un individuo es nuevo para mí, sencillamente no había cavilado en ello. Resulta que hay una nueva tendencia en los cubanos que han tenido la dicha de escapar con vida de los colmillos del monstruo que menciono Marti y protagonizo Fidel. Esta nueva tendencia avanza hacia un proceso de descubanizacion gradual donde el huir en tierras extranjeras es la segunda parte de la película y como Miami es el hábitat común y paraíso de todos los cubanos se podrían escuchar frases como esta –Na, en Miami hay tremendo cubaneo y ya yo estoy cansa’o de eso. Entonces comienza el descubano a extenderse a otras tierras, no huyendo ya de un régimen dictatorial, sino huyendo de si mismo. Arrepentido de haber dicho –Asere, que bola! Y no solo aprende a hablar otras lenguas, sino a olvidar el Español, mas bien… el cubano. Lo que es peor, también olvida su causa y su dolor para abrazar el perfume ajeno. En esta ocasión pretendí abordar este tema porque he tenido reiterados encuentros donde la despectiva manera de referirse a nuestro entorno cultural emerge como emerge un excremento flotante en la playa del Salao’.
Un individuo para considerarse socialmente equilibrado e incorporarse de la misma manera a la sociedad necesita tener una buena autoestima. Y en mi opinion del mismo modo debe suceder culturalmente. Huir de si mismo no solo no es una alternativa saludable desde el punto de vista cultural, sino que es una ardua batalla sin sentido y una triste pérdida para el heterogéneo mundo que nos rodea.
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